Sarah McBride, la primera congresista transgénero de Estados Unidos, ha declarado que “su vida está en riesgo” debido a su posición política, pero aseguró que no se dejará “martirizar” y continuará luchando por sus electores. La representante demócrata por Delaware hizo estas declaraciones durante el estreno del documental State of Firsts, que narra su histórica elección al Congreso. McBride señaló que es difícil pensar a largo plazo cuando su vida corre peligro a corto plazo, en un contexto de creciente transfobia en el país.

Desde que asumió el cargo en enero, McBride ha denunciado que los republicanos intentan distraer a la opinión pública de los problemas reales de Estados Unidos mediante políticas y discursos anti-trans. En noviembre, la Cámara de Representantes aprobó una resolución que prohíbe a los legisladores transgénero usar baños y vestuarios “de un solo sexo”. Esta medida fue impulsada por la republicana Nancy Mace, quien admitió que estaba dirigida específicamente a McBride.

En el documental, McBride criticó la estrategia de los republicanos, comparándola con las tácticas de la televisión reality, donde el objetivo es captar la atención. “Hay que eliminar los incentivos para estas personas, porque al final del día el incentivo es la atención”, afirmó. Además, expresó que no caerá en provocaciones que desvíen su atención del trabajo para el que fue elegida, que incluye reducir el costo de la vivienda, la atención médica y el cuidado infantil.

Tras la aprobación de la resolución sobre el uso de baños, McBride anunció que cumpliría con la norma y afirmó: “No estoy aquí para pelear por los baños”. Esta postura fue criticada por algunos sectores de la comunidad trans y sus aliados, quienes la consideraron una “traición”. No obstante, la congresista explicó que negarse a acatar la medida pondría “una recompensa sobre su cabeza” y que su desobediencia no sería por un asiento de baño, sino por conservar su escaño en el Congreso. “Me niego a ser mártir. Quiero ser miembro del Congreso”, dijo.

A largo plazo, McBride confía en que su presencia en el Congreso tendrá un impacto positivo a través del “poder de la proximidad”. Reconoce que la representación no lo cambia todo, pero sí influye. “Hay personas que piensan que la representación no importa y otras que creen que lo solucionará todo; está en algún punto intermedio”, explicó. McBride llegó a la política motivada por honrar la memoria de su difunto esposo y se ha convertido en un símbolo de la lucha por los derechos trans en Estados Unidos. A pesar de las amenazas y obstáculos, su compromiso con sus responsabilidades legislativas y su comunidad sigue firme, en medio de un clima político polarizado y marcado por la controversia en torno a los derechos de las personas transgénero.

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