Drake
Honestly, Nevermind

El jueves 16 de junio y con pocas horas de antelación, Drake, el rapero y cantante de Toronto, nos dio dos sorpresas. La primera fue el lanzamiento de su séptimo álbum, Honestly, Nevermind, esa misma noche; y la segunda, pues que iba a tratarse de un disco house en el que iba a cantar sobre la soledad y las dudas que aparentemente caracterizan su vida amorosa. Después de la decepción que fue Certified Lover Boy en el 2021, nos preparamos para que este disco nos hiciera olvidar todo, y sí, aunque es fácil y agradable de escuchar, parece que el canadiense es una estrella mundial incapaz de renovarse pese a contar con todo el tiempo y los recursos del mundo.
¿Otra cosa que no le ayudó mucho? El hecho de que la mismísima Beyoncé le robara el show al lanzar casi al mismo tiempo el primer single de su próximo disco, Break My Soul, un banger house que samplea un clásico de Robin S, y que sin esfuerzo, nos ponía a hacer voguing en la sala de la casa. Así que la gente pasó un poco de largo esta producción de 14 temas, en donde Drake sigue siendo el mismo, triste hasta en la pista de baile. Solo una de las canciones lo lleva al rap: Jimmy Cooks, una colaboración con 21 Savage, al final. Tras la breve introducción instrumental, el ritmo de house recorre el álbum de principio a fin, cuando Drake no tiene más ganas de fiesta, e incluso parece haber perdido su olfato melódico, ya que recordaremos más el beat de este disco que sus coros.
A primera escucha, un álbum de Drake bailable podría sorprender a algunos, pero lo cierto es que Drizzy ha puesto muchas veces su voz sobre ritmos electrónicos bailables (¿se acuerdan de la excelente Too Good con Rihanna?) y aquí, nos sugiere la frescura y la ligereza de las cálidas tardes de verano. Los temas se traen una percusión electrónica delicadamente presentada, líneas de bajo minimalistas, algunos acordes de sintetizador cuidadosamente elegidos y alguna que otra guitarra eléctrica (en Overdrive) o de flamenco (Tie That Binds). Y sí, su house suena como podría ser el deep house de los años 90, salvo en temas como Sticky, que suena más a bounce, o Massive, un homenaje al sonido house clásico de Chicago. Lástima que la voz desganada de Drake suena demasiado desinteresada con la energía de los temas.
En esta producción lo acompañan el fiel compositor y productor Noah “40” Shebib y el sudafricano Black Coffee (quien le pone una buena dosis de afrobeats al asunto), así como el compositor de Montreal Kid Masterpiece, que firma la intro instrumental y aporta su toque a Flight’s Booked, uno de los temas más ensoñadores del álbum junto a Down Hill. En el lado positivo, la producción de este álbum suena muy bien durante largos tramos: El sintetizador se sitúa por encima de la batería dancehall en Texts Go Green, la línea de bajo en el último tercio de Calling My Name, la profundidad etérea del sonido de Flight’s Booked… todo suena nocturno, elegante y malditamente genial. El problema es que Drake hace un mal trabajo para transformar realmente estos instrumentales atmosféricos y sutiles. Ningún tema se impone con una idea lírica brillante, y sus interpretaciones vocales aparecen como si Drake se hubiera encendido y apagado aleatoriamente en los ritmos como un robot. Tie That Binds, Falling Back, A Keeper y Liability son ejemplos de su voz uniforme y carente de emoción. ¿Grabó este disco sin ganas tras perder una apuesta? No lo entendemos.
Ya con 35 años de edad, nos encontramos con el mismo problema que con Certified Lover Boy: Drake no ha parecido crecer, evolucionar o encontrar otros temas que explorar que no sean las mujeres (a las que seduce o deja), la lujuria y el éxito. Parece que estuviera en piloto automático, demasiado distraído por el lujo a su alrededor, que parece no importarle hacer el mismo disco con las mismas letras una y otra vez, como si se tratara de una Inteligencia Artificial. Honestly, Nevermind parece su intento monótono de recuperar su estatus de creador de tendencias, y lo cierto es que pudiera haber sido un momento perfecto para su comeback a la cultura pop si hubiese sabido qué hacer con este material. Al menos con este disco, sus fans podrán bailar en el club por un rato.
Escucha Honestly, Nevermind en su totalidad a continuación:
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