Review: Drake, "Certified Lover Boy"

Tras meses de rumores y retrasos, una falsa alarma oficial, un bizarro teaser en ESPN y una batalla por la fecha de lanzamiento con Donda de Kanye West que nunca se produjo, Drake lanzó su esperado sexto álbum Certified Lover Boy, y como es habitual, el canadiense lo anunció de una forma bastante original: con una campaña de vallas en las distintas ciudades natales de sus invitados, como Atlanta, California, Chicago y Nueva York, que sirvieron como teaser a la larga lista de features que incluye a Lil Baby, Giveon, Young Thug, Future, 21 Savage, Lil Durk, Ty Dolla Sign, Travis Scott y el G.O.A.T. de Nueva York, Jay-Z. Si bien los oyentes podrían tener algunos temores sobre el disco ante la obra de arte imaginada por Damien Hirst para la portada (que en el mejor de los casos es tonta y en el peor, completamente fuera de lugar) lo cierto es que el álbum mantiene sus promesas de lujo con un alto nivel en cuanto a la producción tal y como promete su llamativo título.

Los mismos productores que lo han acompañado en sus anteriores proyectos (Noah “40” Shebib, Metro Boomin o TM88) nos llevan por un universo musical bastante ameno entre el R&B, el hip-hop retro y el afropop, y los más aficionados a su música habrán reconocido la propensión de Drake a samplear clásicos de todos los géneros y épocas, como The Beatles y NSYNC… hasta, inexplicablemente, R. Kelly. Sin volver del todo a la fórmula que hizo que Take Care o Nothing Was The Same tuvieran tanto éxito, ni abandonar del todo el giro comercial iniciado con Views (que es, a grandes rasgos, prescindir del formato álbum y colocar todas las canciones del disco en una especie de lista de reproducción de Spotify o Apple Music), Certified Lover Boy navega entre dos aguas, pero con el deseo seguro de dar a luz un disco que exprima su coherencia de algo más que un algoritmo de plataforma de streaming.

John Lennon y Paul McCartney son los primeros acreditados en esta producción, ya que el sampleo principal de la pièce de résistance, Champagne Poetry, está tomada de la canción Michelle; pero con ese I love you, I love you, I love you, Drake no ofrece una canción de amor, sino una reflexión sobre su vida como hombre rico y exitoso en busca de su alma gemela. Pero al mismo tiempo, sirve como un autoexamen sin parangón, y es justo la forma en que difumina la línea entre estos dos modos aparentemente contradictorios lo que hace que el tema destaque, pues presume de su capacidad para inspirar innumerables pies de foto en Instagram y, al mismo tiempo, hace que todo parezca superficial y aislante: Under me, I see all the people that claim they over me / And above me, I see nobody. El ritmo de la pista siguiente, Papi’s Home (en la que Nicki Minaj hace una aparición breve), es pegadizo, aunque Drake no se supere a sí mismo en cuanto a las letras. Es un buen comienzo, pero le siguen una serie de canciones decepcionantes, y la monotonía que se extiende a lo largo de la primera mitad del álbum es aburrida pese a los features que están salpicados por todas partes.

Mientras vamos avanzando por el disco, ningún nombre sorprende, pero, sobre todo, ninguna pieza destaca. A mitad de camino, cuando ya pensamos que hemos escuchado suficiente, nos damos cuenta de que quedan al menos tres cuartos de hora de escucha; y por fortuna, ese es el momento cuando las cosas se ponen un poco más interesantes: con 7am on Bridle Path, ambientado con un ritmo muy sencillo pero pegadizo, Drake pone en práctica esa energía cautivadora por la que es conocido. Le sigue Race My Mind, otro tema que capta nuestra atención, y más adelante, You Only Live Twice destaca del resto del disco al igual que la bailable Fountains, que cuenta con la ayuda de la cantante nigeriana Tems, quien nos deja muy buena impresión. Así, la segunda parte de Certified Lover Boy tiene mucho más éxito, pero parece como si las 13 primeras canciones y las 8 siguientes hubieran sido creadas en momentos diferentes, en estados de ánimo distintos y con una visión artística diferente.

Abarcando 21 pistas y 86 minutos, Certified Lover Boy es, al menos, lo suficientemente cohesivo y bien producido como para sentirse como un álbum de estudio adecuado, lo cual es refrescante después del desorden que fue Scorpion. Pero una cosa es cierta: Drake puede hacerlo mejor, lo que nos lleva directamente a preguntarnos por la evolución artística del músico. Es obvio que el artista de 34 años está pisando terreno conocido tanto en lo sonoro como en lo lírico, lo que estaría bien si Certified Lover Boy no estuviera plagado de muestras de inexplicable estupidez y madurez, dos extremos que normalmente darían vida a los serenos, lujosos y serpenteantes paisajes sonoros de Drake. Sin embargo, al no haber nada que sirva de puente entre estos y los momentos más olvidables del álbum, es difícil encontrarle sentido a la ridiculez de temas como Girls Want Girls y el sampleo de Right Said Fred en Way 2 Sexy, y aún más difícil excusar la imprudencia de un tema como Fucking Fans. Tras casi quince años de carrera, el canadiense sigue compartiendo su status como rompecorazones multimillonario, y estas crónicas de “amante certificado”, como indica el título del álbum, dejan poco espacio para un discurso más maduro para favorecer a un Drake envuelto en un albornoz de satén.

Al parecer, por muy divisivo que sea un tema como Girls Want Girls, la reacción y los memes son preferibles para Drake antes de enfrentar las implicaciones de lidiar con la culpa, la paternidad o ser el rapero más popular de la Tierra. Nunca es fácil enfrentarse a tus propios demonios, pero al verse en el espejo y preferir ver al millonario que al hombre, Drake hace de este álbum algo intrascendente. Probablemente complacerá a sus fans, pero a nosotros nos deja con ganas de escuchar algún día algo diferente.

A continuación, puedes escuchar Certified Lover Boy en su totalidad: