Demi Lovato
HOLY FVCK

Si hay alguien que sabe lo que es bailar con sus propios demonios, esa es Demi Lovato, quien en los últimos años ha tenido altibajos salvajes en su vida y carrera. Luego de más de 10 años en una espiral de autodestrucción que casi termina con su vida en el 2018 tras una sobredosis, la ex estrella de Disney parece haber tenido un viaje irregular hacia el autodescubrimiento: hizo podcasts en donde habló de su identidad, lanzó un documental, estuvo en algunos titulares extraños relacionados con términos políticamente correctos para los extraterrestres, cambió sus pronombres, se cortó el cabello, y a principios de este año, decidió celebrar un funeral para su pasado pop, dándonos a entender que lo que se venía era un nuevo capítulo de su carrera musical, uno centrado más en el rock.
Luego de los honores funerales, compartió una foto de una Demi adolescente y sudorosa actuando como una artista punk rock, en donde nos decía que tenía 15 años, y que no había sido una fase. Como sabemos, Lovato era una adolescente en la era emo de mediados de la década de 2000, y que en parte inspiró el sonido con tendencia al rock de sus dos primeros álbumes (¿cómo olvidar Remember December?), así que esa influencia vuelve a aparecer en su octavo disco de estudio, HOLY FVCK, en el que demuestra un crecimiento tanto personal como musical, haciendo de este disco un viaje salvaje que parece haber liberado algo en Lovato, pues se le oye sincera, emocionada, y como si realmente estuviera disfrutando de lo que está cantando. “El proceso de hacer este álbum ha sido el más satisfactorio hasta ahora, y estoy agradecida a mis fans y colaboradores por estar en este viaje conmigo”, dijo Lovato en un comunicado. “Nunca he estado más segura de mí misma y de mi música, y este disco lo dice por sí mismo. A mis Lovatics que han estado rockeando conmigo desde el principio y a los que acaban de llegar para el viaje, gracias. Este disco es para ustedes”.
Así que para lo que ya tenía afinidad musical en hace un poco más de una década, ahora por fin tiene la experiencia vital: cuando el primer tema, FREAK, te golpea con guitarras industriales y un rango vocal cercano a Placebo, te das cuenta que Demi está haciendo esto muy en serio. Por supuesto, Demi no está renunciando por completo al pop. Esto se nota menos en el sonido en sí que en las estructuras de las canciones, que se ordenan de forma homogénea y bien llevada en verso-coro-verso-coro-puente-coro a lo largo de las dieciséis canciones. Pero, de hecho, los mejores momentos se encuentran en las canciones en las que la furia explosiva se fusiona con un gancho 100% pop, como queda demostrado en singles como SKIN OF MY TEETH y SUBSTANCE, que hablan de la vida mientras se encontraba en una constante rehabilitación con un maravilloso humor burlón. De vez en cuando incluso hace un pequeño guiño al Riot Grrrl con colaboraciones con cantantes menos conocidas como Royal And The Serpent o Dead Sara, y el coro de EAT ME ofrece probablemente el momento más excesivo y relevante del álbum. Cualquiera que ponga en duda que Demi sabe hacer rock, recibe una paliza con estas letras, que son una mezcla de cinismo, ira, combatividad y energía sexual que se traslada a la segunda mitad del álbum, donde en un momento dado compara su sexualidad con las atracciones de Disney World, por lo que se merece puntos extras.
Como si eso fuera poco, el álbum es pura confrontación, y no evita ningún tema pesado. El abuso, la depresión, las drogas…. todos nos golpean con ganchos de himnos uno tras otro, y tres veces por minuto Demi recupera el control de su pesado destino, y una y otra vez, mientras escuchas agradecido e impresionado. Los más cínicos dirán que es un excelente momento para que Demi se aventure al género cuando está tan de moda (en especial con Travis Barker sirviendo de embajador para tantos artistas), y en cietros puntos, Demi realmente parece luchar un poco para no dejar que surjan dudas de que no solo tiene la credibilidad para hacer un disco de este tipo, sino que tiene todo bajo control de nuevo. La voz de Lovato es grave y punzante en el tema que da título al disco, HOLY FVCK, donde queda claro que no hay que subestimar su poder: no es alguien unidimensional, sino una dualidad polarizante que se maneja entre el ángel y el demonio en sus hombros. Mientras tanto, HEAVEN, una oscura y celosa oda al autoplacer, marca un periodo de transición en el que empezamos a escuchar más canciones sobre el dulce alivio del enamoramiento. Su habitual tono áspero se suaviza en COME TOGETHER, en la que habla de una relación amorosa de cuento de hadas. Del mismo modo, el tema que cierra el disco, 4 EVER 4 ME, es un final bastante satisfactorio después de haber pasado tanto tiempo entre las cenizas de la furia, dándole cabida al amor una vez más.
HOLY FVCK es definitivamente el álbum más convincente de Demi Lovato hasta ahora, con sus gritos y su intensidad centrada en acallar a los críticos que dudan de ella, y que nos hace preguntarnos si la mayor escéptica no es ella misma. Y tal vez ahí radique la verdadera sinceridad de este disco. Puede que no sea el álbum más innovador del año, pero nunca se propuso serlo. Lo que es, es una reflexión cruda y honesta de una estrella asediada cuyo tiempo en el ojo de la opinión pública le ha costado mucho como persona, y que por fin parece haber encontrado la libertad en sus raíces, lo que es más que suficiente. Ahora, con 30 años de edad, es hora de que Demi Lovato entre en una nueva era: una más feliz, más plena y en donde se sienta realmente satisfecha como artista, y HOLY FVCK es un excelente comienzo.
Escucha HOLY FVCK en su totalidad a continuación.
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