Rigoberta Bandini, la española que une melodías, irreverencia y feminismo en himnos pop

¿Qué sucede cuando combinas ingenio, sentido del humor y bangers de pop electrónico llenos de sensibilidad? Pues que probablemente estés escuchando uno de los temas de la española Rigoberta Bandini, quien no tiene ninguna clase de prejuicios cuando se trata de mezclar estilos como el dubstep, el reggaetón, los beats electrónicos o las melodías más pop. Su música es una fusión de de espiritualidad y hedonismo, tristeza y euforia, todo en el marco de un pop sensible y feminista, y hoy queremos presentártela en nuestra sección RIOT.
Nacida como Paula Ribó González el 30 de abril de 1990 en Barcelona, esta española toma su nombre artístico de Rigoberta Menchú y Arturo Bandini, personaje central de una novela de John Fante. Cuenta que a los nueve años comenzó a componer temas con la intención de ser Marisol, la icónica actriz y cantante española famosa en los años 60 y 70, y que sus mayores influencias musicales las escuchaba en el auto de sus padres: ABBA, Mónica Naranjo, Mocedades, Daft Punk, Joan Manel Serrat, Albert Pla, Creedence Clearwater Revival, Roberto Carlos y Franco Battiato, quienes la hicieron comprender la música de una manera peculiar, desde lo melódico hasta lo místico. “Creo que escribo canciones para celebrar la vida y para encontrar un punto de comunión entre todos. Me gusta la sensación de unirnos en la vulnerabilidad a través de la música, hablar de nuestras flaquezas, de nuestros logros, de nuestra pequeñez frente a la inmensidad del universo, de nuestras contradicciones, de nuestras ganas de bailar, de nuestras ganas de chillar, de nuestros miedos más absurdos, del poco control que tenemos sobre nuestro destino, de las pequeñas cosas que nos hacen sentir grandes cosas”, explica.
Antes de darse a conocer como solista, Rigoberta formó parte del trío femenino The Mamzelles, junto a Bárbara Mestanza y Paula Malia, pero podemos decir que casi toda su carrera hasta ese momento se había desarrollado como actriz de doblaje, algo que había estado haciendo desde niña, dándole voz al personaje protagonista de la serie de animación Caillou, así como a otros caracteres animados de películas como Spirited Away, Brave o Frozen. “Mi hermana y yo estábamos en una coral en el colegio y la profesora de música, que componía, nos dijo que necesitaba a niños para anuncios. Mi hermana empezó a hacer un personaje de [la serie infantil] La banda del patio y yo iba a verla cada puñetero día. Me fascinaba ese mundo. Entonces insistí en que yo quería hacerlo también, porque no tenía vergüenza ninguna y era pesadísima y me cogieron para ser Caillou”, cuenta en una entrevista a El País.
Su nombre comenzó a sonar en el mundo de la música hace unos tres años, en 2019, justamente antes de la pandemia; sin embargo fue en el 2020 cuando se convierte en un referente gracias al tema In Spain we call it soledad, que la viralizó gracias a su manera de resumir la angustia que muchos vivían en los primeros días de esa crisis mundial. Y de allí, comenzaron a llover éxitos como Perra, Que Cristo Baje, A Ver Qué Pasa, Julio Iglesias o The Fuck Fuck Fuck Poem. Sin embargo, podemos decir sin duda alguna que el punto álgido de su popularidad llegó en el Benidorm Fest de principios de este año, en donde participó con un temazo llamado Ay mamá, un himno a las mujeres y a la maternidad que casi terminó llegando al festival de Eurovisión (la ganadora, Chanel, terminó en el tercer lugar del evento europeo). “Siempre digo que si yo compusiera intentando hacer himnos no me saldría nada, porque al final me bloquearía poniéndome tanta presión. Yo intento hacer melodías que me emocionen y que sean épicas, que sean universales. Y, al mismo tiempo, letras que me toquen, pero que también sean cotidianas, que expliquen cosas normales que me pasan y me preocupan”, cuenta a Vogue.
Desde entonces, su nombre y sus temas han subido como la espuma: actuaciones televisivas, giras mediáticas y por los escenarios, por lo que la pregunta de su disco debut es una que estuvo en las bocas de muchos periodistas este año. Sin embargo, la misma Rigoberta quiere tomarse las cosas con calma: en un conocido programa español reveló que va a tomarse una pausa luego de tanto boom, para vivir la vida, para estar con su hijo Nico, de 2 años, y para planificar lo que viene más allá de las percepciones de los demás, de las tradiciones y de lo que se espera de ella: “No me considero un tótem. Somos muchas cosas. Lo guay es hacer lo que me da la gana. ¿Sabes? Podría pensar que cómo me voy a casar si soy una mujer empoderada. Pues sí, como soy una mujer empoderada hago lo que me sale de ahí. Para mí la gracia es coger la tradición, manosearla y hacer que ese viento sople a tu favor”, explica a El Diario. “El problema es cuando la tradición te viene impuesta, cuando te censuran y no te permiten ser. Pero coger las cosas buenas de la tradición y ponértelas como quieras, como un pañuelo, me parece superinteresante. Y como artistas no podemos huir de la tradición porque es un terreno muy fértil. Sería absurdo. Hay que jugar con ella como una quiera para decir lo que una quiera”. Mientras esperamos por su próxima molotov melódica, seguiremos escuchando sus canciones.
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