El fotógrafo italiano Fabrizio Albertini comenzó a interesarse por la imagen estática al final de sus estudios en Dirección Cinematográfica, como una manea de desarrollar una relación diferente con los encuadres y las escenas que no estuviese definido por los mismos procesos de producción del campo audiovisual.

Aunque sus influencias son claramente cinematográficas, en especial de directores como De Seta y Herzog, la narrativa de Albertini está hecha de fragmentos, lo que hace que al espectador se la haga un poco más difícil imaginar una historia lineal. Este enfoque parece darnos de manera deliberad una oportunidad de interpretar el trabajo de este artista y de pausar durante un momento. Prueba de ello es su proyecto Radici, en el que las diferentes posibilidades de interpretación se superponen en un mismo nivel.

Esto hace que la lectura de las imágenes sea menos inmediata en su conjunto y, sin embargo, abre otras posibilidades. La serie está inspirada en los recuerdos del fotógrafo de un lugar llamado Val Cannobina, que lo lleva de regreso a sus experiencias y conflictos de la niñez, y más que una memoria en específico, son diversos caminos que llevan a un recuerdo físico, a la raíz de los mismos. Son imágenes evocativas llenas de intimidad, de fortalezas y debilidades que quedan en el inconsciente.

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