Científicos afirman que estamos cerca de poder hackear los cuerpos humanos y agregarles extremidades extra

¿Alguna vez has deseado tener un brazo extra cuando estás de compras? Pues los científicos han probado con éxito un tercer pulgar totalmente funcional, y que para muchos, puede hacer que la idea de dedos o brazos adicionales deje de ser cosa de ciencia ficción. Los científicos desarrollaron un tercer pulgar que permite a los usuarios realizar tareas como enhebrar una aguja o pelar una banana con una sola mano. Y ahora tienen la vista puesta en complementos más avanzados, como extremidades adicionales, tentáculos o incluso alas.
El dispositivo robótico impreso en 3D, desarrollado por expertos de la Universidad de Cambridge y el University College de Londres, se coloca frente al pulgar del propio usuario, cerca del meñique. Se controla con sensores de presión fijados a los pies que responden a los movimientos sutiles del usuario. Durante las pruebas, 20 participantes aprendieron en pocos días a utilizar el pulgar para tareas como recoger varias pelotas o copas de vino con una sola mano. Los investigadores informaron de que los usuarios sentían cada vez más que el pulgar formaba parte de su propio cuerpo y eran capaces de utilizarlo incluso con los ojos vendados o distraídos.
De hecho, los scans cerebrales realizados antes y después del entrenamiento mostraron cambios en los patrones cerebrales de las áreas relacionadas con el control de las manos. La profesora Tamar Makin, experta en neurociencia cognitiva de la Universidad de Cambridge, afirmó que el cerebro había demostrado una capacidad “extraordinaria” para adaptarse a los retos de controlar una nueva parte del cuerpo. Dijo: “Cuando trabajamos con tecnología de sustitución, como las prótesis, el objetivo es bastante sencillo. Pero en el caso del aumento, se trata de seguir utilizando el cuerpo al máximo y, además, dotarlo de una parte corporal adicional”. También añade: “La evolución no nos ha preparado para utilizar una parte extra del cuerpo y hemos descubierto que para ampliar nuestras capacidades de formas nuevas e inesperadas, el cerebro tendrá que adaptar la representación del cuerpo biológico”.
La investigación está allanando el camino para formas mucho más espectaculares de aumento humano. La diseñadora Dani Clode, creadora del Tercer Pulgar, también ha desarrollado un tentáculo robótico con 26 vértebras que actúa como brazo protésico. Mientras tanto, Silvestro Micera, de la Escuela de Estudios Avanzados Sant’Anna de Pisa, trabaja en un tercer brazo que se sujeta a la cintura y se controla con la respiración del usuario. Los principales expertos en la materia debatirán sus últimas investigaciones esta semana en la conferencia anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, que se celebra en Washington DC.
Antes de su presentación, la profesora Makin sugirió que la idea de dotar a los humanos de alas o tentáculos robóticos no es una quimera. Las tecnologías están ahí, y según ella, “solo hay que ampliarlas”. Al parecer, hay cuestiones tecnológicas que resolver; por ejemplo, si queremos que sea cómodo y se pueda llevar puesto, y no puede ser pesado ni enchufarse a la corriente. “Pero el verdadero problema es el control. En realidad, las alas son muy sencillas porque solo tienen un grado de libertad: arriba y abajo. Cuando haces algo más complicado, como un tentáculo, necesitamos mucho control”.
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