Así es el crudo y visceral documental sobre el ataque de Hamás al festival Nova, “We Will Dance Again”

A un año de la masacre del 7 de octubre, una nueva y visceral película documenta el ataque de Hamás al festival de música israelí Nova. Llamada We Will Dance Again, es un brutal vistazo que te sumerge en la realidad vivida por los asistentes al evento ese día, e incluso muchos se graban sabiendo que están a punto de morir. A través de vídeos grabados con teléfonos, imágenes de GoPro atribuidas a combatientes de Hamás que fueron adquiridas por los productores ejecutivos y entrevistas con asistentes al festival que lograron sobrevivir, el espectador es testigo de las dos caras de un suceso espantoso.
Dirigido por Yariv Mozer, un ex soldado israelí que fue uno de los primeros no oficiales en llegar al lugar de la tragedia, el documental se abre con un reconocimiento: “El costo humano de la masacre de Hamás en Israel y de la guerra que siguió en Gaza ha sido catastrófico tanto para israelíes como para palestinos”. Citando las cifras de muertos de ambos bandos del conflicto, añade: “Esta película no puede contar la historia de todos”. Se trata de una advertencia importante, ya que los espectadores pueden tener la tentación de descartar de plano esta película como propaganda.
Es cierto que un documental estrenado a tiempo para el primer aniversario de la tragedia que se abatió sobre los 3.500 asistentes a la fiesta, que se cobró 364 vidas, hirió a muchos más y provocó la toma de 44 personas como rehenes, no puede verse al margen de la política y la guerra que todavía ocurre en Gaza. Sin embargo, obliga a los espectadores a ver más allá de verdades absolutas. Ver We Will Dance Again y sentir una simpatía por las víctimas y supervivientes israelíes del 7 de octubre no equivale a parcialidad política o indiferencia hacia los civiles inocentes asesinados en Palestina. Es un acto de memoria, un recordatorio de lo que se está perdiendo: el sentido de la humanidad.
Según su director, se siente como una película de terror, y muchos posibles puntos de venta y festivales de cine no quisieron proyectar la película, preocupados por las repercusiones políticas. Los creadores también se han resistido a las propuestas de grupos israelíes, incluido un intento del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí de proyectar la película en las Naciones Unidas, para evitar la posibilidad de que la cinta sea calificada de película política. “Quiero pensar que, en algún momento, tanto en Palestina como en mi país llegarán al poder las personas adecuadas para poner fin a todo esto”, dice Mozer.
A medida que transcurre la película, se aprecian imágenes y se escucha a testigos. Elinor Gambarian se esconde en el interior de un frigorífico, y las imágenes de su selfie muestran su terror mientras los militantes de Hamás registran el lugar. Noa Beer relata su huida en auto. Los asistentes a la fiesta se esconden en contenedores de basura y en un búnker con otros cadáveres. También se incluyen grabaciones de algunas de las llamadas de emergencia realizadas a las fuerzas israelíes y a los servicios de ambulancias. Tal vez lo más importante es que pone de relieve uno de los deberes de un documentalista: por duros que sean, los testimonios deben ser escuchados y las víctimas recordadas. Al hacerlo, nos recuerda las innumerables vidas que han sido diezmadas en ambos bandos del conflicto. We Will Dance Again está disponible en Paramount+.
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